Los neutrinos sólo
sufren las dos fuerzas débiles e ignoran las ‘importantes’, que son la fuerza nuclear fuerte y la electromagnética.
La consecuencia es que aunque son fáciles de
crear, por ejemplo mediante la radiacióin Beta, son difíciles de gobernar, dirigir -que es lo que nos interesa en un
acelerador de partículas- y también de medir.
En el sol se
producen continuamente y viajan hacia la tierra, la atraviesan sin enterarse y
siguen su viaje por el espacio a velocidades cercanas a la de la luz.
Un universo con
sólo estas dos fuerzas sería bastante aburrido.
Pero los neutrinos, en su viaje a la tierra 'oscilan', es decir, cambian de generación y así nacen como neutrinos electrónicos, se transforman en neutrinos muónicos y también en tauónicos. A la tierra parece que llega una mezcla a partes iguales de los tres.
Así, los neutrinos son partículas elementales 'tres en uno '. No tan elementales, mi querido Watson.
En el libro ¿Por qué no comprendes ni la relatividad ni la física cuántica? se analiza la posibilidad de que los tres neutrinos, electrónico, muónico y tauónico, sean la misma partícula.
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