El fracaso del acuerdo de París. La resilencia (II).

Resilencia es la capacidad para superar circunstancias traumáticas.

El presupuesto insinuado en el COP21 de cien mil millones de dólares cada año, no ahora sino desde  dentro de unos años, orientados de forma detallada a la resilencia y genéricamente a la reducción de gases, era la opción más fácil, pero  implica reconocer que el tratado llega tarde.

No se trataba de construir diques, canales, pantanos, centrales nucleares, insecticidas, etc. Se trataba de potenciar cuatro cosas: eficiencia, sostenibilidad, autoconsumo y renovables y no existen en el texto del acuerdo.

Sólo coincido en la propuesta de protección de las selvas y bosques (los recicladores del CO2), que aparte del mar lo acumulan y depositan en los fondos (sumideros del carbono en la Wikipedia)




El acuerdo fundamentalmente aborda la transparencia, es decir que cada país diga en cuanto contribuye, lo que hace para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, los que produce y los que recicla. Aunque puedan falsear la información o retrasarla, como pasa ahora con algunos países.

El acuerdo no es vinculante y pide a los países desarrollados que reduzcan las emisiones y a los países en desarrollo que reduzcan el incremento de emisiones sin ningún compromiso.

El equilibrio entre emisión y recuperación se obtendrá en la segunda mitad del siglo XXI, mientras tanto, seguirá creciendo la concentración de CO2 y metano resultado de la actividad humana.

La primera reunión de balance será… dentro de 8 años, en 2023.

Los países desarrollados que deberían estar muy interesados en implantar tecnologías limpias porque son los más capacitados tecnológicamente para ello y porque representan una fuente ilimitada de nuevo negocio, se aferran a los potentes lobbies de lo viejo.

Los países en desarrollo que se vuelven irrespirables y están sufriendo los efectos mucho más agresivamente, exigen crecer de forma presuntamente ‘barata’ aunque será mucho más cara.

Las dos opciones son un auténtico desastre. Es como si para instalar telefonía móvil fuese necesario cablear telefonía fija para luego pasar a la telefonía móvil y los satélites o para instalar televisión fuese necesario montar repetidores para luego pasar a los satélites y las parabólicas. Hay que quemar etapas y la mejor opción para  China, India, Brasil es pasar de los intereses de los países industrializados y desarrollar e instalar rápidamente tecnología propia, sobre todo si importan petróleo o carbón.

Lo mejor es que el tratado pone en el foco de atención de los dirigentes de cada país, el análisis de su responsabilidad en el cambio climático y eso ya es importante y un paso para reducirlo.

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