Seguimos analizando de qué manera el universo se esconde.
Podemos pensar que un electrón tiene un espín como una
propiedad ‘concreta’, algo así como que gira en el sentido de las agujas del
reloj o gira en sentido contrario. Si medimos el espín nos da ese resultado que
ya estaba antes de la medida.
Sin embargo las cosas NO son así. Es más real pensar que el
espín ‘gira’ con libertad y en el momento de la medida, forzamos que se defina
frente al observador. En ese momento es cuando se 'alinea', se define y toma un
sentido.
Antes de la medición, no está definido. Cuando lo medimos
tiene un 50% de probabilidad de estar en cualquiera de los dos estados.
Cuando dos electrones están entrelazados, aunque su
alineación no esté definida, sabemos que su disposición es opuesta y por
consiguiente ambos darán valores contrarios al medirlos, aunque sea a mucha
distancia.
Realmente tenemos un sistema de dos partículas del que
sabemos que tienen espín opuesto aunque el espín no esté definido en cada una.
Si medimos el espín de uno de los dos electrones, inmediatamente sabemos lo que
nos dará el otro.
Una variante de este experimento, sería efectuar la medida
del espín desde observadores a distinta velocidad. Habitualmente los dos observadores están
alineados con una misma flecha del tiempo, entonces los espines son opuestos
porque en el momento de la medida colapsan en relación al mismo tiempo, pero si
uno de los observadores se mueve a velocidad relativista, su espacio tiempo
estará rotado de forma que la superposición puede quedar alterada.
Ello probaría que la medición es cosa de dos, y según el
comportamiento de las mediciones a distintas velocidades relativas de los
observadores, que el espín de cada electrón no está definido, aunque sí que
está definido que son opuestos incluso cuando están muy distanciados.
Esto apoyaría el Localismo – es verdad que una interacción
no puede transmitirse de forma instantánea- en contra del Realismo -es falso
que el espín está determinado pero no podemos medirlo: está indeterminado-.
El espín no está determinado hasta el momento de medirlo.
El universo se nos sigue escondiendo, pero al colapsar el
espín de un electrón entrelazado, no colapsamos el otro electrón pero sabemos
cómo colapsará.
Seguiremos...
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