Las flechas del tiempo.


Siempre que leo divulgación sobre la relatividad especial tengo la sensación de estar en el día de la marmota, con los mismos ejemplos de la misma forma…lo que al final me da la impresión de que no se comprende lo que dicen las fórmulas y entonces se da vueltas siempre sobre lo mismo, por si acaso. O quizás falta imaginación.

La matemática es la mejor forma de describir la realidad. Las formulas condensan el conocimiento expresando de forma operativa que dados unos parámetros de entrada, obtenemos unos resultados. Una fórmula es un transformador orientado por la flecha del tiempo. Primero medimos luego actuamos y después volvemos a medir. Si la fórmula anticipa la segunda medida a partir de la primera, entonces es que es correcta.

Los límites son la posibilidad de medir, la precisión de la medición, y la constancia o indiferencia del resto de posibles variables del entorno.

La diferencia con otras formas de conocimiento es la falsabilidad. Nuestro experimento debe ser reproducible por otros, que deben obtener el mismo resultado. El modelo no es bueno si los resultados no son los esperados.

A partir de las fórmulas podemos empezar a buscar y construir tecnología que nos permita aprovechar este conocimiento predictivo.

El supuesto previo e indiscutido de este modelo es que existe una flecha del tiempo que avanza inexorablemente y que justifica la causalidad. De unas causas (inputs, variables independientes, estado inicial) se obtienen unas consecuencias (outputs, variables dependientes, estado final).

La relatividad especial tolera que dos sucesos sean simultáneos para un observador y no para otro dentro de un cierto margen. Cada suceso tiene su futuro sobre el que puede actuar y posee un pasado de objetos que pueden haber actuado sobre él. Su cono de luz (de la Wikipedia)

La interpretación ‘clásica’ es que este escenario refleja la geometría del espacio-tiempo en cada punto del universo de cuatro dimensiones.

Sin embargo, la gran dificultad que ofrece la comprensión de la relatividad es que seguimos pensando que existe una única flecha del tiempo universal cuando la relatividad nos dice que precisamente la flecha del tiempo es una propiedad particular de cada objeto.

El universo ‘clásico’ son los objetos próximos en reposo o en movimiento a pequeñas velocidades que comparten la flecha del tiempo y la causalidad. Pero la física relativista y la física de partículas abordan sucesos en los que la flecha del tiempo y por lo tanto la causalidad no coincide con la del observador e incluso puede ser perpendicular o en sentido contrario y por ello nos sorprende tanto.


¡Además, no sólo la flecha del tiempo es particular de cada objeto (relatividad especial), sino que además la masa la dobla ligeramente (relatividad general)!

Por ello el título de esta entrada en plural. 

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