La Materia oscura (3 de 3).

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A partir de la interpretación que hemos hecho de la colisión electrón - positrón tenemos que un único observador ve cómo se transforman un electrón y un positrón en dos fotones. Pero, el electrón, el positrón y el fotón son la misma partícula. No hay transformación, son lo mismo. Sólo cambia la orientación de las partículas elementales en relación al observador.

Entonces podemos extraer el siguiente corolario: existen tres observadores 'independientes' para los cuales el mismo objeto es un electrón o un positrón o un fotón a la velocidad de la luz.



Por lo tanto, cualquier observador es ‘ciego’  a gran parte de la masa del universo y también a gran parte de la energía, porque cualquier universo físico –medible- es una proyección parcial de un universo mayor.

Dicho de otra manera, existe al menos un observador para el cual la luz con la que leemos este texto es materia, y para este observador su futuro y su causalidad son independientes (ortogonales, perpendiculares) de los nuestros y este observador está aquí mismo. Más que estar, quizás pasa.

En el universo clásico la flecha del tiempo es única, en el universo relativista ‘habitual’ las flechas del tiempo de experimentadores y sucesos están ‘bastante’ alineadas, pero un observador lejano de otra galaxia puede ‘malinterpretar’ sus observaciones de nuestra galaxia porque su flecha del tiempo no está alineada a la nuestra e incluso puede ser perpendicular (por ejemplo desde un agujero negro).

Por consiguiente el problema de la materia y la energía oscura es un problema de perspectiva. De observador. Están aquí, pero su disposición es ortogonal a nuestro universo.  En lugar de universos paralelos, a partir de ahora hablaremos de universos entrecruzados.

La ‘pequeña’ dificultad que plantea esta propuesta de materia y energía oscura es que crea un problema mucho mayor que el que pretende resolver. Si la materia, la antimateria y la materia oscura son exactamente lo mismo pero con flechas del tiempo rotadas, es decir, si la flecha del tiempo es propia  de cada objeto del universo, entonces la causalidad, al menos a nivel de partículas, no existe. Y esto sí que es sorprendente.

En el libro ¿Por qué no comprendes ni la relatividad ni la física cuántica? tienes una perspectiva más amplia de esta visión y aunque no se trata de un libro estrictamente de divulgación es comprensible. Si estás aquí, es que te interesa y te hará pensar.

No tiene mucho sentido, pero no puede ser de otra forma. 

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